SIMULADORES DE BAJA FIDELIDAD: LEJOS DE MALA CALIDAD, GRAN PRACTICIDAD


Los simuladores médicos o maniquís de enfermería, como se le conocen hoy en día, son equipos que sirven para simular procedimientos comunes en la vida real, sin la necesidad de hacerlos en pacientes de carne y hueso. 

Cuando hablamos de simuladores, se puede hablar desde simuladores de alta fidelidad, que son los más profesionales y con mayor tecnología; hasta los simuladores de baja fidelidad, que contrario a lo que su nombre podría indicar, no se trata de mala calidad, si no de una tecnología y realismo menor para la práctica de procedimientos básicos. Ambos tipos de simuladores médicos son de gran utilidad, pero depende sobre todo de las necesidades de cada persona cuál sea el equipo adecuado para ellos.

Por ejemplo, el simulador de entrenamiento de enfermería ENF-FEM de Zeigen, está diseñado según el último plan de estudios de enfermería para la formación en el área clínica. Este maniquí puede simular desde las funciones más básicas de enfermería como manejo del paciente, cambio de ropa y lavado de pelo, así como administración de gotas en ojos y oídos hasta funciones más avanzadas como cuidado de la traqueotomía, inyección subcutánea en deltoides, ventroglútea y vasto, canalización,  punción intercostal con examinación de órganos internos (pulmones y estómago), colocación de bolsa para colostomía y su correcto cuidado e  intubación nasal y oral con tensión de la mandíbula para una correcta intubación en condiciones reales. 

 Este maniquí o simulador es bisexual, es decir se puede hacer el cambio de órgano de femenino a masculino, así como la posibilidad de cambiar partes para practicar incisión y cuidado de sutura para mastectomía.  

Sin embargo, este es solo uno de los tantos equipos que existen en la actualidad dentro de la gama de simulación médica de baja fidelidad, y aparte existen aquellos de fidelidad media o alta; los cuales van adquiriendo mayores funciones y realismo, así como incrementando el costo. Lo que es un hecho es que la simulación médica debe ser parte de la formación del personal de ciencias de la salud, no sólo porque mejora las destrezas, habilidades y conocimientos, sino también porque minimiza el margen de error en pacientes reales gracias a que se puede practicar múltiples veces antes de tener que realizar los procedimientos en la vida real.

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