Si bien la historia de la simulación médica se remonta siglos atrás, no fue hasta hace menos de 20 años que en México empezó a cobrar gran relevancia. Desde entonces la simulación a recorrido un gran camino y aún falta mucho por recorrer. Hoy en día existen simuladores que parpadean, respiran, lloran, sudan y sangran, con pulso y latido cardiaco e incluso tienen signos vitales como el MAN-SUPER de Zeigen. Incluso hay simuladores que son interactivos y reaccionan ante la administración incorrecta de medicamentos. Son simuladores con cientos de casos ya pre configurados sobre los cuales se pueden simular cientos de situaciones distintas para probar la reacción y curso de acción de los estudiantes. O en el caso de parto hay equipos como la MAN-EMB-BLUE de Zeigen que son bluetooth y hacen el trabajo de parto automático, con diversas complicaciones o anomalías posibles mientras la paciente se queja, comunica sus molestias y hasta que el bebé llora una vez revisados sus signos vitales.
Sin embargo, más allá de la tecnología en cuestiones de simulación, también está la reforma educativa mundial, en la cual uno de sus pilares ha sido la búsqueda de nuevas estrategias de enseñanza aplicando innovación y logrando pasar de lo teórico a lo práctico en la formación desde pregrado, hasta posgrado y en educación médica continua.
La simulación puede parecer clasista de primera mano: sólo disponible para personas o instituciones con grandes recursos. Pero esto hoy en día ya no es el caso, la misma tecnología hace que existan diversas soluciones y niveles de equipo dependiendo de las necesidades y recursos que se tengan.
Y lo que si es un hecho es que la simulación cada vez se encuentra más accesible, sobre todo si sabes dónde buscar y cuáles son tus prioridades. Pero sobre todo siempre y cuando tú objetivo, sea como el nuestro, contribuir a la mejora en la educación médica para cuidar más gente y hacerlo mejor.
EL FUTURO DE LA SIMULACIÓN MÉDICA